resistiendo el embate, declararon que el auge comercial se había producido g racias a la inundación. «Es lo mejor que ha sucedido jam ás», dijo el señor Hoffman, que había aumentado su personal de 125 a 350. Un distribuidor de artículos de jardiner1a afirmó: «La inundación fue una buena cosa». En el mundo moderno, dicha habilidad, que sólo puede ser adquirida a través de una larga práctica, es sumamente rara. Pocos son los individuos que pasan buena parte de la noche mirando hacia las estrellas, y los que así lo hacen, ven interferida con frecuencia su observación de los cielos por los edificios de grandes dimensiones y las iluminaciones de las calles ciudadanas. Tras el arrasador éxito de sus estudios y publicaciones sobre la inteligencia emocional, Daniel Goleman ha optado por dar un giro en el enfoque de su investigación, abandonando por un momento la psicología unipersonal para abordar un nuevo paradigma de esta ciencia, cuyo centro de atención no es el individuo aislado, sino los sujetos que